En la magia especial del Hotel Nacional, lugar donde los duendes proliferan en cada diciembre, vi a un hombre alto, con gorra, barbita, asediado por clientes o participantes del 40 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Enfilé los ojos y descubrí a Benicio del Toro, sin pensarlo dos veces me le acerque: “Soy, periodista, te conocí en la Uneac, cómo llegaste aquí”…. “En avión”.
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